Las primeras pruebas de asentamiento humano en la Villa de Monleón son de la prehistoria, así lo demuestran los restos arqueológicos encontrados (herramientas de piedra del Neolítico y de la Edad de Bronce) en el entorno de la villa. La ubicación actual de la villa está sobre algún castro prerromano, así lo atestigua la escultura zoomorfa datada entre los siglos IV y II a.C que actualmente vigila el paso del tiempo junto a la Puerta de la Villa de su muralla medieval. Éstas esculturas zoomorfas son las también llamadas verracos, ya que por regla general representaban cerdos o jabalíes, sin embargo se han encontrado otras haciendo referencia a toros y osos. La talla de éstas figuras se vinculan a los pueblos celtíberos de la Segunda Edad del Hierro, principalmente a los vetones. Su función no la tienen clara los expertos ya que para unos estás figuras eran deidades protectoras de las ciudades y para otros los verracos son la prueba de un culto ancestral a la naturaleza con una finalidad de protección del ganado, actividad principal de los pueblos vetones.