miércoles, 6 de febrero de 2013

El (otro) tranvía de Salamanca

Es posible que al leer el titulo del post hayas pensado en nuestro anterior alcalde, Julián Lanzarote Sastre, que contagiado por la fiebre del oro o más bien del ladrillo como tantos otros alcaldes en época de bonanza no sabía en que gastar el dinero que de forma tan amplia entraba en el Ayuntamiento de Salamanca. Seguro que recuerdas que nuestro antiguo Alcalde prometió en sus campañas electorales entre otras cosas, un circuito de fórmula uno, un zoo, un parque de atracciones… hasta que en las últimas Proyecto tranvía salamancaelecciones en las que se presentó nos sorprendió prometiendo un tranvía. Aunque el proyecto se puso en marcha finalmente se desechó. Aquí es donde espero sorprenderte contándote como hace 130 años ya se proyectó un tranvía para Salamanca.

En 8 de junio de 1884 nos encontramos en el diario “El Progreso” el siguiente artículo:

EL TRANVÍA DE SALAMANCA A TEJARES

Entre las mejoras que en el plazo más o menos próximo están llamadas a realizarse en Salamanca se encuentra la construcción del tranvía de Salamanca a Tejares, o por mejor, decir, de Estación a Estación. La circunstancia de ser Tejares el pueblo más inmediato y el más favorecido de estos alrededores por los salmantinos; el creciente desarrollo que de día en día alcanza su población y su industria, desarrollo que ha recibido ya gran impulso con motivo de la construcción del ferrocarril internacional y que es de esperar lo reciba mucho mayor si, como es probable, la Compañía establece sus talleres en la Salud; el incesante movimiento que de la ciudad a la villa y de la villa a la ciudad existe; todo contribuye a asegurar el éxito del tranvía si por ventura alguna empresa se decide a realizar ésta mejora.

Un tranvía, en efecto que, arrancando de la estación de Salamanca penetrase en la ciudad por la puerta de Zamora, diese vuelta a la Plaza Mayor, recorriese la Lonja y la calle de San Pablo y, atravesando el puente, se prolongara hasta la estación de la Salud con paradas fijas en la Plaza, en el arrabal del puente y en Tejares, era un negocio de éxito indudable.

[…]

Dos condiciones habría que tener en cuenta al emprender la construcción del tranvía para acabar de asegurar su éxito; la primera consistente en que este tranvía a más del servicio de viajeros, organizara otro para el transporte de mercancías,  ya  entre estaciones, ya entre cualquiera de dos de los puntos de tránsito; la segunda reducida a que como requisito previo para la construcción, el Ayuntamiento de Tejares destinara un buen trozo de terreno común situado en el punto que se creyera más favorable y que podía se el prado que existe frente a la huerta del Marqués de Villalcázar al otro lado de la carretera, a la creación de una alameda con jardincillos que sirvieran de aliciente a los salmantinos para ir a Tejares a disfrutar de un rato de expansión al aire libre, cosa que hoy es punto menos que imposible por falta de sitio a propósito. Contando con el cumplimiento de estas dos condiciones podría establecerse el tranvía sin inconveniente alguno en la seguridad de que el capital que se invirtiera en la empresa habría de obtener un respetable interés.

Nosotros excitamos a los capitalistas e industriales salmantinos a que mediten seriamente este asunto y se decidan a tomar con calor la iniciativa para la pronta realización de esta empresa.

Dos años después, en 1886, la Liga de contribuyentes de Salamanca propone al Ministro de Fomento una reforma del Puente Romano para que entre otras cosas pueda circular el tranvía. La reforma propuesta consistía en el derribo de los pretiles del puente que harían que el puente aumentara en 1,3 metros su anchura consiguiéndose un total de 7,20 metros, también contemplaban la construcción de dos aleros de hierro para el paso de los peatones.

Esta propuesta, varios años después, la llegó a aceptar el Ayuntamiento de Salamanca, menos mal que Enrique Esteban Santos plantó cara y puso fin a la locura.

En agosto de 1886 el ayudante de caminos y contratista de obras del ferrocarril S.F.P. Eduardo Milla partió para Madrid a fin de adquirir los medios y materiales para comenzar la construcción del tranvía de Salamanca ya que el Ayuntamiento de Salamanca le había concedido la autorización para realizar los estudios necesarios para la construcción de un tranvía movido por fuerza animal. El trayecto contemplado era salir de la estación, pasar por la puerta de Toro, ronda, calle de Zamora, dar una vuelta completa a la Plaza Mayor, Plazuela del Poeta Iglesias de la Casa, calle de San Pablo, paseo de Santiago, Puente Romano, carretera de Tejares, terminando en la estación de la Salud. La primera fase de construcción sería sólo hasta el Puente Romano hasta que se acometieran las obras de ensanchamiento, pendientes de aprobación por el Ministro de Fomento.

La Cámara de Comercio de Salamanca, impulsora del proyecto, invitó a una reunión a la Diputación y Ayuntamiento para presentar su proyecto que consistía en promover una tranvía tración animalsociedad por acciones con el capital de 500.000 pesetas, repartidas en 1.000 acciones de a 500 pesetas cada una. El importe de 400 acciones sería dedicada a la construcción del tranvía, por el sistema Portear Decanvil y una estación en la Plaza de los Menores (actual Plaza de Colón), las 600 acciones restantes serían para la construcción de almacenes de mercancías y cereales en la misma plaza. Los almacenes contarían con tres cuerpos de edificación, formando con la fachada principal un rectángulo interior, o gran patio central, el cual, cubierto de cristales, sería dedicado a bolsa o centro de contratación, a sala de ventas públicas y a exposición permanente de muestras por cuenta de la Cámara de Comercio. Una máquina de vapor pondría en movimiento una grúa para el servicio de los almacenes. Los ingresos con que hacer frente a la amortización consistirían en la recaudación del tranvía por el transporte de viajeros, mercancías, correos y camionaje a domicilio. La recaudación por derechos de almacenaje y el seguro de mercancías y cereales.

Para la realización del proyecto la Cámara de Comercio pedía la cesión gratuita de la Plaza de los Menores durante 99 años pasando luego a propiedad municipal la infraestructura. Así mismo solicitaban de la Diputación como subvención, la garantía del 5 por 100 de interés anual al capital durante los 6 primeros años.tranvia de tración animal 2

A principios de 1889 el presupuesto del tranvía se desglosaba en 25.000 a 30.000 pesetas la construcción de cada kilómetro de tranvía que tendría un recorrido de 7 kilómetros, y que con el gasto en materiales fijos y móviles se estimaba en 200.000 pesetas. La construcción del edificio destinado a almacenes con opción de ampliación se estimó en 250.000 pesetas y la instalación de máquinas y accesorios para el servicio otras 50.000 pesetas.

En cuanto a los cálculos de ingresos, mira la tabla que se publicó en su momento:

cálculo de ingresos tranvia

El 30 de enero de 1889 la Dirección general de obras públicas concede autorización a Manuel Herrero Sánchez para que en el término de un año haga los estudios necesarios para la instalación de un tranvía de tracción animal.

En marzo de 1890 se envían a la Sección de Fomento del Gobierno Civil para que los traslade al Ministerio, el proyecto y demás documentos para la concesión del tranvía.

Ésta información es la última que encuentro en los diarios de la época y no es difícil imaginar que el proyecto no fue aprobado por el Ministerio de Fomento entre otras cosas porque en esas mismas fechas se había aprobado por ese ministerio la construcción del puente de Enrique Esteban. 

Al final el tranvía de Salamanca quedó en un sueño como pasaría más de 100 años después.

lunes, 4 de febrero de 2013

El Toro del puente de Salamanca

Como en Salamanca pasear es deporte nacional, la próxima vez que pases junto al Puente Romano puede que mires con otros ojos ese trozo de roca esculpida de 2,10 metros de longitud y 1,57 metros de altura en el que el tiempo se para e imaginarte todo lo que ha debido de ver en sus más de 2000 años de historia.
verraco toro de SalamancaEste tipo de esculturas llamadas verracos fueron talladas por los vetones alrededor del siglo V a.C. y a día de hoy existe controversia en cuanto a su significado. Pudieran ser protectores de los castros, del ganado, indicativos de las fronteras entre territorios... Si se sabe que algunos de ellos se han utilizado como monumentos funerarios en época romana.
Se llaman verracos a estas esculturas porque la mayoría representan a cerdos, sin embargo, también nos encontramos con jabalís, osos y toros como el del puente romano de Salamanca. Muchos de los verracos encontrados cuentan con una serie de hoyos en sus lomos, conocidos como escritura hemisférica, y que a día de hoy sigue siendo una incógnita aunque hay autores que se inclinan en pensar que en esos huecos se introducían astas naturales de toro que no se han conservado para darle más realismo a la figura. Otros van más allá y piensan que pudo ser un tipo de escritura. Sin embargo también es posible que fuera una forma de retener agua o aceites para que con el contacto con la escultura se transformara en agua "mágica", ritos que nos encontramos en religiones actuales, como el agua bendita en el cristianismo.Verraco toro de Salamanca frontal
El primer texto que encuentro donde se hace mención a nuestro toro de piedra es el Fuero de Salamanca, y dice así:
“quando las iustizias de Salamanca ouieren ladron o traydor a enforcar o quando lidiar caballero o peon, ningun ome non pase del toro de la puente adelante o de la oriella del rio como tien desta parte si non fuer alcalde o escribano de conceio…”
Juan de Horozco y Covarrubias escribió en el Siglo XVI en su libro Emblemas Morales que el toro simbolizaba los ríos caudalosos semejando la fortaleza y bravura, así como el ruido de sus aguas parece el bramido de un toro y que por ello los romanos colocaron al toro sobre el puente.
Piero Valeriano en sus Hieroglyphica también coincide en que las figuras de toros con cuernos representaban a los ríos.
Verraco toro de Salamanca trasera
“Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro. El ciego me mandó que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo: –Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él.” -El Lazarillo de Tormes, 1554-
En 1834 se da la orden de derribar el toro y todas las esculturas semejantes de la provincia como nos cuenta el siguiente artículo publicado en Siglo Pintoresco, periódico de Madrid:
“En el pretil del puente romano de Salamanca existía un toro que en el año 1834 mandó derribar D. Jose Maria Cambronero, Gobernador Civil de la provincia por suponer haber sido puesto allí de orden del Rey Carlos I, como padrón de ignominia, por haber tomado aquella ciudad parte en las Comunidades de Castilla. Esta orden se hizo extensiva a otros monumentos semejantes que existían en diversos puntos de la provincia, a pesar de las manifestaciones de personas ilustradas que le dijeron existían desde muy antiguo y a pesar también de lo que D. Benito Maestre escribió acerca de los mismos en los periódicos de aquel tiempo, probando con suma erudición su origen romano. El Sr. Cambronero nada oyó, nada escuchó y estos monumentos, ya que por su gran mole no podían ser fácilmente destruidos, fueron bárbaramente mutilados.”
La Comisión de Monumentos de Salamanca rescata la figura del toro a finales de junio de 1867 y la traslada al Museo provincial, así lo contaba el diario La Provincia, que nos da el motivo por el cual nuestro toro cuenta con una cicatriz que lo atraviesa. 
“Al caer aquella inmensa nube de granito sobre la orilla del rio, se abrió por su mitad, aunque sin desunirse las dos piezas. Treinta y dos años próximamente ha permanecido en aquel sitio, casi sepultado entre los escombros que fueron amontonándose a su inmediación […] El Sr. D. Mariano de Solis prestó gratuitamente un excelente carro francés y siete mulas para el arrastre: debemos hacer público este rasgo de generosidad que honra a su autor. La piedra sin embargo no llegó al Museo sin una sensible avería, se abrió en el camino a consecuencia de una caída, y no pudieron salvarla las fuertes grapas con que se le había fortalecido.” 
toro del puente de Salamanca en el Museo Provincial 1919
A principios del Siglo XX nos encontramos con P. Cesar Moran, un agustino que tenía un espacio en la revista “La Basílica Teresiana” llamada Noticias arqueológicas de la provincia de Salamanca. En su sección comenta los hallazgos que va encontrando por toda la provincia.
“Una bicha que semeja un león y que está en la parte exterior de la iglesia de San Julián en Salamanca. Esta bicha seguramente ha sido trasladada de alguna necrópolis o fortaleza ibérica que tanto abundan en los alrededores de Salamanca. Por su estilo y factura más correcta se aproxima a las esculturas ibéricas del mediodía de España. La actitud de la cabeza es semejante a la bicha de Balazote.”
bicha de la iglesia de San julián, Salamanca, 1919
También cuenta cómo adquirió un verraco del pueblo de La Redonda que estaba enterrado sosteniendo una pared y lo trajo a Salamanca donde se ubicó en el Monte Olivete y que actualmente se encuentra en el Museo de Salamanca junto a  varios verracos más, entre ellos están el de Masueco y el de Gallegos de Argañan fechado entre los siglos III y II aC (II Edad de Hierro).  
verraco Gallegos de Argañan museo provincial de Salamanca
“Con ésta son tres las esculturas ibéricas que hay en Salamanca: un ídolo en las vitrinas del museo Municipal, el toro del puente en el mismo museo, y éste, adquirido por mi y colocado en el Monte Olivete, donde los alumnos se montan a caballo, le han pintado ojos y orejas y le han pegado hasta un rabo; sin embargo, lo respetan porque saben que es un monumento que tiene más de 2.000 años de existencia”
verracos museo provincial de Salamanca
En éste museo estuvo expuesto hasta que en 1954 coincidiendo con el IV centenario de la publicación de El Lazarillo de Tormes se volvió a colocar en su lugar original, sobre el puente romano.
En 1993 se procedió a colocarlo en su actual emplazamiento, a la entrada del puente romano.

Otro verracos que he fotografiado son el de Monleón en Salamanca y la mula de Villardiegua de la Ribera en la provincia de Zamora.
Verraco de Monleón

mula
Mula vetona de Villardiegua de la Ribera
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