Llega diciembre, llega el frío y en este marco aparecen en
los soportales de San Antonio, en la trasera de la Plaza Mayor, las turroneras
de La Alberca con sus dulces elaborados en el corazón de la Sierra de Francia.
El de turronera es un oficio tradicional que hasta hace unos
años ocupaba a unas 20 familias
albercanas, sin embargo, ahora sólo
cuatro continúan la tradición elaborando el turrón con la receta que ha pasado
de generación en generación y que dicen se remonta al asentamiento árabe en la
península.
"Las turroneras, esas mujeres de mofletudos rostros y cuerpos recios que son la más gallarda muestra de la salubridad de los aires serranos." A.B. Loresma- Periódico semanal El Salmantino, 23 de Diciembre de 1914.
El proceso de elaboración es simple y con productos
autóctonos, en un caldero de cobre se calienta la miel a la que se agrega el
azúcar y la clara de huevo batida, se remueve todo hasta que se forme una masa
homogénea, se retira del fuego y se agregan las almendras, cacahuetes,
avellanas o nueces dependiendo el tipo de turrón deseado. Se forman bloques de
entre diez y doce quilos, y listo.
Las turroneras cuentan que su “secreto” consiste en utilizar
miel y no glucosa (más barato) con la que se hacen los turrones industriales.
Para que un turrón quede más claro utilizan miel de romero y para hacerlo más
oscuro recurren a la miel de encina o brezo.
En sus puestos de venta también encontramos más variedades
de turrón así como almendras garrapiñadas, nueces, miel, obleas, jalea real, e incluso crema antiarrugas hecha a partir de la miel.
Podemos hacernos una idea de como era éste oficio en Salamanca hace cien años por un artículo publicado en El Adelanto el 27 de Noviembre de 1913 por Juan de Salamanca.
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Para otro día queda contar más de la extensa repostería típica
salmantina como el bollo maimón, los chochos, rosquillas de Ledesma,
amarguillos, almendras garrapiñadas, hojaldres, repelaos y las perronillas.
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