En febrero de 1663 un joven noble, estudiante universitario, fue asesinado en la calle Placentinos. Después del proceso de investigación y de encarcelar durante un tiempo a los sospechosos no se encontraron culpables.
Calle Placentinos
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Mujer con espada y broquel. S.XIV |
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Según el proceso que se conserva en el Archivo de la Universidad, procedente de la Audiencia escolástica; José de Soroa, de 21 años, de familia noble y natural de
Usúrbil (Guipúzcoa), en la tarde del 24 de febrero de 1663 acudió a casa de Ignacio de Egaña, estudiante de 18 años y natural de
Azpeitia para hablar acerca de la forma de “darse de palos” con el estudiante Juan Antonio de Varandica, también natural de Vizcaya; y, sin duda, para ir más entonado mandó traer ocho
cuartillos de vino, y luego otros ocho, que consumió con Egaña y otro compañero. Se fue al rato y al anochecer volvió luciendo un
capote de albornoz y una montera, y armado de espada y
broquel le entregó a Egaña otro juego de armas y ambos partieron de la casa de éste último en la calle Placentinos.
Poco después, en la puerta de la iglesia San Bartolomé (antigua iglesia situada en el espacio que ahora ocupa el Palacio de Congresos), Soroa exhalaba el último suspiro atravesado el pecho de una estocada. Según varios testigos, Soroa moribundo había sido llevado a la puerta de la iglesia de San Bartolomé, donde el cura le exhortaba a que dijera ¡¡Jesús!!, si no podía con la boca, al menos con el corazón.
Egaña declaró, que vio en la calle Placentinos a cuatro o cinco hombres con capotes de albornoz, blancos o plateados; hombres que, según dijo dejaron caer sus capotes para atacarlos armados de espadas y broqueles.
Durante el proceso, Egaña declaró al Juez del Estudio que los autores de la muerte habían sido unos estudiantes andaluces que vivían en la misma calle de Placentinos, en la casa llamada del Balcón (hoy, en el lugar de la casa original que tenía un gran balcón en su parte alta, calle Placentinos, 12, se conserva la inscripción de que en tiempos anteriores perteneció a la Capilla Dorada de la Iglesia Catedral), y el Juez los encarceló a todos.
Actual casa donde anteriormente se encontraba la "casa del Balcón" que aún conserva la inscripción de que en tiempos anteriores perteneció a la Capilla Dorada de la Iglesia Catedral.
Los estudiantes andaluces eran: Alonso Vazquez de Morales, de 18 años, natural de Fuenteovejuna (Córdoba); Bartolomé Lopez de Mesa, de 22 años y natural de Almonte (Sevilla); Luis de Sola y Sande, de 18 años y natural de Sevilla y Juan Daza de Feria, de 17 años y natural de Sevilla.
Más adelante puso en libertad a los andaluces por no resultar cargo ninguno en concreto contra ellos y porque el primo del fallecido, Domingo de Gastañaga, acusó a Egaña de la muerte de Soroa, pero como no pudo probarlo, el Juez tuvo que poner en libertad también a Egaña, pero imponiéndole la pena de destierro en el caso de que en adelante “no es quieto y pacífico, no anda en ruidos ni pendencias ni acomete semejante delito”, como del que se le había acusado.
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El broquel era un arma defensiva de uso civil utilizado desde el siglo XIV al XVII |